Estudio, estudio...nah! (Remus)

Me encontraba sentada en la hora del almuerzo, en uno de los bancos de piedra del patio de Hogwarts, con una misera manzana en una mano y un enorme libro en la otra, masticaba lentamente mientras pasaba con rapidez las hojas de mi pesado manual de Transformaciones, me quite finalmente los horribles lentes con los que estudiaba, que aunque los odiara me eran necesarios y suspire cansada de leer, ya sin ganas de pensar siquiera.
Me prepare para levantarme e ir a mi sala comun o a las ocultas cocinas de Hogwarts para robar algo para mi comida tardia, cuando por el rabillo de mis ojos vi a Remus Lupin el misterioso aunque guapo merodeador acercarse hacia mi banca. Sonrei de lado y espere a que se acercara, tal vez podria hablarle...

Apenas esa mañana había salido de la enfermería del colegio, la enfermera no había querido darle el alta aún pero él había suplicado casi de rodillas que debía ponerse al día en las asignaturas o perdería el año. La señora no había podido reclicar al ver su rostro triste y lo había largado de allí. Solo quería estar un rato al aire libre, el pálido y ahora herido muchacho caminaba distraído por las afueras del castillo, con una gran montaña de libros en sus brazos. Apenas veía el camino.

Se disculpó con un grupo de chicos a los que había atropeyado y terminó sentado en una banca del patio empedrado, cansado de la caminata hacia allí.

Note en el rostro de mi improvisto acompañante el cansancio e incluso una pequeña herida en su mejilla izquierda.Tire el carozo de mi manzana y deje de lado mi libro mirandole.
-¿Acaso has estado peleando con el sauce boxeador?- pregunte divertida, señalando su rasguño, dandome cuenta de que ni siquiera le habia saludado, le di mi mejor sonrisa al merodeador y me presente:
-Disculpa, soy una maleducada- me disculpe con coqueteria, a los chicos parecia encantarles que actuara timidamente, cosa que me hacia reir casi siempre, y suponia que el no seria una excepcion.
- Hola, soy Megan, tu eres Remus ¿no es asi?- asegure.

Ni habia notado que había alguien más cerca suyo, los libros lo tapaban y él seguía distraído intentando acomodarlos en el piso de piedra como para prestar atención, al escuchar la voz alzó la mirada para ver a la morena. No contestó nada a su pregunta primera, como siempre que le preguntaban.

Que ella fuera tímida o finjiera serlo lo transpasaba, no la conocía. - Parece que soy famoso.. - murmuró con la voz ronca del sueño, preferiría pasar desapercibido, sería mucho mejor.