Mirando las vitrinas (James)

Vagabundeé por Hogwarts. ¿Dónde se había metido la gente? Era por la tarde, y el castillo parecía fantasma. Ni un alma por los pasillos, ni voces resonando en los inquebrantables muros que no fueran las de los cuadros. Extrañamente, me sentía sola y desprotegida.
Sin saber cómo, acabé en la sala de los trofeos. Me gustaba esa sala, entre otras cosas por las copas de Gryffindor. Abrí la puerta cerrada, que rechinó un poco, y entré. El brillo de alguna placa me cegó al instante, justo cuando puse el pie en el suelo de la habitación.
Mierda. Pensé al instante, mientras parpadeaba varias veces sin conseguir ver más que manchas blancas. Me agarré al marco de la puerta, prefería hacer eso hasta que se me pasara y no tropezar con una mota de polvo y caer al suelo, demasiado propio en mi.

Dí un bote, acompañado de un grito, cuando sentí contacto en mi cuello. Me giré inmediatamente, con los ojos desorbitados, y ya con la vista perfecta a causa del sobresalto. Vi a James, como siempre, simplemente él, mirándome.
-James!- Chillé. - Casi me matas del susto.- Me llevé la mano que tocaba el marco de la puerta al pecho, que me latía rápidamente. Con la respiración agitada, le contesté.- Sí, estaba bien, solo era que me había deslumbrado un poco.. Pero ahora estoy al borde de un infarto.- Bromeé, aunque con razón. ¿A quién se le ocurría? Ohh, sí, a mi querido James.

Sonreí al instante. Pese a que mi corazón aún latía a una velocidad poco normal, James siempre conseguía sacarme la sonrisa. No sabía por qué, pero desde que él se había incorporado a mi vida, era muy fácil sonreír. Por eso, precisamente, lo adoraba.
-Lo sé, lo sé. No creo que quieras que me de un infarto.. O sí?
Alcé una ceja, fingiendo estar dudando. Aunque claro, era difícil engañar a James Potter, si no tenía delante alguna flaqueza que lo distrajera. Por ejemplo, Lily Evans.

Convertí mis labios en una sola franja blanca. Adoraba a James, pero me sacaba de quicio haciendo ciertas cosas. Eso sí, iba a tratar de no explotar, y controlarme, como una buena niña hasta que el chico se cansara. Difícil.
-Claro que no, no quiere que le pase nada a Ashley, pero James, que es un santo, ha llevado a cabo otros milagros. Por ejemplo, ha sido capaz de volar las cañerías de Hogwarts.-Me crucé de brazos, sonriendo de lado.

Me sumé a sus carcajadas. El recuerdo del caos que se formó era tremendo. Me estuve riendo el día entero.
-Sí, no tuvo precio, pero yo me fije más en el sector masculino.
La anterior sonrisita se mantuvo en mi cara cuando le di la espalda a James y suspiré. Me acerqué a la primera vitrina, que quedaba un paso. Allí estaba una placa solo para James.
-No sé como, después de tantas que habéis liado, te han concedido estos logros. -Admití, casi para mi, mientras paseaba los dedos por el cristal.

-Sí, un cielo super mono.- Me giré hacia él y le pellizqué levemente el moflete. -Sabes? Esta cara de ángel que pones te va a salvar de muchas, de muchas.
Dirigí ambas manos a mi cabeza, mejor dicho a mi pelo. Comencé a peinármelo con los dedos, mientras miraba sin ver la pared. Lo de James no era ninguna tontería: había visto mil veces cuando, tras hacer alguna trastada, los merodeadores (o los que podían, concrétamente James y Remus) ponían cara de no haber roto un plato en su vida. Increíblemente, aunque eso fuera bastante viejo, muchas veces colaba, y salían libres del asunto.

Con ambas manos en la zona donde James me había estirado, contemplé a mi amigo. Se le notaba, se le veía en la cara: estaba perdidamente enamorado de la pelirroja.
-Lily? Mmm.. Lily..- Sonreí malévolamente, haciendo teatro.- No sé, no sé.. Ahora mismo.. Puede que sí, puedo que no.
Me hice la sueca, mirando un rincón de la sala mientras acariciaba un mechón que me caía sobre los hombros, esperando a James con una inocente sonrisilla.

Suspiré.
-James, James, James.. Me encanta que me supliques.- Puse cara de ilusionada por una milésima de segundo, y continué.- Ahora en serio, querido amigo: no lo recuerdo. Siquiera recuerdo lo que he comido.. -Me quedé pensando, ¿qué había comido? -Pero te prometo que, si me dice algo, te lo haré saber.

Abrió la boca, mientras las comisuras de sus labios se curvaban levemente.
-¿Perdona? ¿He oído bien? ¿Me has dicho cotilla?
Bufé, divertida. Yo no era para nada cotilla.. ¿no?
-Ve y díselo a Skeeter, que llevarás más razón. Esa chica va a ser una maruja muy odiada en el futuro, ya verás.
Le revolví el pelo, despeinándolo más aún. Cosa que parecía imposible.

OFF: Buenas nocheshh~

(Off: Bona nit~)

Asintió, con una sonrisa burlona.

-Claro que sí. Tanto tú como Skeeter. Aliadas malignas. -rió de forma extraña para burlarse de la chica, y aguantó como le despeinaba, encogiéndose un poco para que la chica llegase-.

Entrecerré los ojos. Sketeer me caía muy, muy, muy, muy, muy mal. E insinuar que ella y yo fueramos alguna vez aliadas era un error muy, muy, muy, muy, muy gordo. Pero seguía haciéndome gracia. Era como decir que Severus Snape y los merodeadores fueran a llevarse alguna vez bien
-James.. -Ensombrecí mi tono, divertida.- Sabes que te la estás cargando, verdad?- Puse las manos en jarras, dejando de despeinarlo. -Creo que ya sé por que Rose te pega tanto..

OFF: LOL, no quería decir Rose, quería decir Lily XDD Bueno, da igual, también vale XD
Entrecerré los ojos, mientras, con una sonrisa de picardía, advertía a James blandiendo mi dedo índice muy cerca de su cara.
-Eso te pasa por meterte con nosotras. Las chicas no vamos a permitir que vosotros os burléis de nosotras. Y más si somos Gryffindor.
Sonreí, orgullosa de ello. Estaba convencida: mi casa era maravillosa. Pero tal vez era por que pertenecía a ella.. No, claro que no, Gryffindor era lo mejor.

OFF: Bueno, vale igual XDDD

Sonrió, travieso. No iba a dejar que se saliese con la suya. Le sopló al oído.

-Pero nosotros sabemos más trucos que vosotras, señorita. -canturreó en su oído-